domingo, 24 de agosto de 2008

Quédate a mi lado.......


Hace tres días que todo cambió, que se llevaron lo que más queria, me quitaron mi alma y se la llevaron a un lugar que no puedo alcanzar, como podía ser tan cruel de arrancarte la vida sin nisiquiera preguntar. No me pidieron permiso, no me dejaron negociar, te arrebataron de mis brazos sin poder evitarlo........

No he podido verte, no he podido despedirme de ti, que te iba a decir, que te iba a contar......dime, dime que podía haberte dicho, dime que podía haberte de vuelto conmigo, que no dudare un segundo en dar la vuelta y volver allí ...........

Ahora vuelvo a la realidad, a ese mundo tan cruel que me pide que luche una vez más, que me de una oportunidad. Para que sirve luchar, si ya no estás conmigo, no merece la pena.

Desde que todo pasó no he vuelto a aquí, todo me recuerda demasiado a ti, pero dicen que me hará bien!!! porqué la gente se empeña en dar consejos, en animarte en estos momentos, en hacer que vuelvas a soñar, cuando lo único que quiero es escapar, dejarme ir lentamente, sentirte a mi lado y verte una vez más.

Subo las pequeñas escaleras que me separan de mis recuerdos, solo faltan unos pasos para enfrentarme a la verdad. Un pequeño golpe de aire me roza la cara y hace que desvie la mirada a la derecha, y allí estaba ella, no me había percatado de su presencia, mi chica, quien lo iba a decir, Tom Kaulitz, solo de pensarlo te entraba la risa.

Ella no se había separado de mi ni un segundo, a pesar de haber estado rodeado de millones de personas, era la única que sentía a mi lado, pero todo esto había acabado, ella lo sabía, pero aún asi, no me abandonaría.

La dediqué una leve sonrisa, a la que ella me respondió con un dulce guiño que me removió por dentro.

Me dispuse a cruzar ese frío muro que tanto dolor me traería, saqué mis llaves del bolsillo y oí ese dulce tintineo, de las llaves colgaba un pequeño cascabel que siempre llevabas contigo, no me había percatado de que sin querer llevaba las tuyas conmigo.

No sabía lo dificil que era meter una llave en una pequeña cerradura, hasta que me dispuse a hacerlo, cuando miles de recuerdos de ti llegando a casa me invadieron, el jugueteo de tus dedos con las llaves, nuestras peleas al llegar a casa, la alegría que desprendías al entrar en este pequeño habitáculo que tanto echabas de menos. Apreté mis labios con fuerza para impedir que mis lágrimas consiguiesen escapar, incluso mi mano temblorosa no quería que me enfrentase a la realidad. En ese momento sentí como agarraban mi mano y con suma delicadeza abría la puerta de mi hogar.

Ella entró la primera, con un montón de periodicos debajo del brazo, yo se lo había pedido, no tenía fuerzas para hacerlo, no quería hacerlo, no quería admitir que mi hermano había muerto.

Una vez dentro me alzó una mano para que entrase, quería acompañarme en ese momento y yo se lo agradecía, no con palabras ya que el miedo lo impedía, sino con pequeñas sonrisas que me dolían forzar, pero ella se las merecía.
Entre dentro, cerré los ojos y respiré profundamente, aún olía a esa colonia que tan poco me gustaba, pero que ahora anhelaba. Algo interrumpió ese curioso reconocimiento, un pequeño gato negro arañaba mi pantalón, intentando captar mi atención, no pude evitar lanzar un suspiro y estrecharlo entre mis brazos.

Eché un vistazo a la habitación, todo estaba como lo habías dejado, una leve sonrisa abordó mi inexpresivo rostro, al ver que en el suelo seguían tus zapatillas negras, esas con las que mama te amenazaba todos los días con tirarlas a la basura y tu buscabas un sitio para esconderlas. No podía parar de recorrer aquella habitación, cada paso que daba me acercaba a ti y recordaba cada instante que pasamos juntos, las veces que me ponía a tocar la guitarra mientras tu escribías nuevas letras, esas que ahora reposan en la pequeña mesa del salón, que gritan por ser terminadas.


Sorprendentemente me sentía bien, sentía su presencia, podía sentir como a cada paso que recorría él lo daba a mi lado, pero algo hizo que todo aquello se esfumase, que mi pequeña sonrisa se borrase de mi cara y una profunda rabia recorriese mi cuerpo hasta penetrar en la más pequeña parte de mi ser..............

Marie sostenía entre sus manos uno de los periódicos que había cogido de la entrada y leía atentamente cada frase, cada palabra que habían plasmado de él. No sé como ni porque, la rabia se apoderó de mi y me dejé llevar por ella, no le puse el más mínimo impedimento, en el fondo no quería impedirlo. Con un golpe seco le arranqué aquel pedazo de papel que la tenía ensimismada, y sin saber como, empecé a romper cada hoja, cada palabra, cada imagen que describía aquel día, aquel instante en el que un camión se lo llevó de mi lado. Yo quería parar, quería que todo acabase, pero mis manos seguían rasgando aquel papel, cada corte se clavaba en mi en forma de pequeñas agujas que penetraban hasta mi interior rasgando mi corazón poco a poco.

La impotencia y el terror habían hecho una mezcla explosiva, y ahora nada más que podía gritar, intentando que esos gritos se llevasen ese dolor que no me dejaba respirar.

  • Tom!!!! basta!!! para por favor...- un ahogado grito proveniente del otro lado de la sala me hizo reaccionar y ver todo lo que había hecho. El terror se había apoderado de su dulce mirada y las lágrimas recorrían su fino rostro, mientras sus ojos me enseñaban lo que había pasado.

Mis manos temblorosas dejaban caer pequeños trozos de papel al suelo, éste cubierto por un manto gris, ahora manchado de unas pequeñas gotas de sangre que caían de mis manos heridas.

Al ver la escena, caí al suelo desesperado, ahora más que nunca quería irme a tu lado y dejé que mis lágrimas pudieran escapar de esa prisión en las que las había encerrado. Todo el cansancio, la tristeza, el dolor y la rabia acumulada se liberaron de mi en cada lágrima que derramaba.

Me balanceaba sobre mi mismo, a la vez que de mis labios salían palabras de desesperación pidiendo que volvieses a mi lado, pidiendo respuestas a porque me habías abandonado y mis manos doloridas tapaban mi rostro para impedir que ella me viese en ese estado. Sentí como se acercó a mi para darme palabras de consuelo, cuando la impotencia me volvió a invadir y solté de mi boca esas palabras de las que tanto me lamento:

  • NO!!!!! dejame!!!- dije quitandomela de encima y separandome poco a poco de su lado, cada palabra que salía de mi boca volvía a mi con más fuerza, haciendo que mis lágrimas no dejasen de brotar - Todo ha sido por tu culpa!!! por ti, si no hubiera ido contigo, no hubiese pasado nada de esto , y Bill ........... seguiría vivo............... no le pude proteger, no estuve allí para salvarle, no estuve a su lado........... - no podía dejarle de reprochar, de echarla la culpa de todo, de que mi rabia se desahogase con ella. A cada palabra que decía deseaba con más fuerza que se fuese de mi lado, en mi vida ya no había lugar para ella, ya no sentía mi sangre hervir cuando pasaba por mi lado, ella lo sabía y era lo que más la dolía.

  • Yo no maté a Bill........ - susurro entre sollozos

  • Todo ese día fue un error, TU fuistes un error.

En el momento en el que terminé de decir aquellas palabras, sentí como algo chocaba fuertemente contra mi cara y un dolor punzante recorría mi mejilla. Ella me había hecho callar estrellando su mano contra mi cara, era la primera vez que no encontraba respuesta en su mirada.

Estaba a punto de volver a darme cuando agarré su muñeca con fuerza y dejé que nuestros labios se chocaran y gozaran de un dulce beso. La estreché entre mis brazos, mientras disfrutabamos de ese beso, ese último beso. El simple roce de mis labios con los suyos, habían hecho que volviera a mi la calma.

Nose cuanto tiempo nos quedamos en la misma posición, sentados en el suelo, ahogando nuestro dolor entre lágrimas y abrazos. Ahora era consciente de todo, la había hecho daño con reproches sin sentido, con miradas de desprecio y palabras que el simple hecho de recordarlas me hacían sentir peor de lo que estaba. Ella fue la que se atrevió a cortar el silencio que nos rodeaba, susurrandome al oído :

  • Haga lo que haga, se que no podré impedirtelo- realmente me sorprendieron sus palabras, hasta este momento no me había dado cuenta de hasta que punto ella me conocía, a pesar de que ya nos encontrabamos muy lejos, sabía lo que sentía con una simple mirada, y parecía que me leyese los pensamientos que se pasaban por mi cabeza, sabía lo que iba a hacer, lo que no podría evitar.

Me separé lentamente de ella, observando cada parte de su cuerpo, de su rostro, cada movimiento que realizaba, quería recordar cada gesto, cada mirada.


En ese momento recordé las últimas palabras que mi hermano me susurro, antes de yacer muerto en la cama: “ Quédate a mi lado”, me prometí que nunca me separaría de su lado.

Una última lágrima recorrío mi rostro, la lágrima más sentida, la más dolida, y a la vez la más deseada, no pude evitar esbozar una leve sonrisa al pensar en que pronto, volveré a tu lado.


FIN Chiyo-chan

jueves, 21 de agosto de 2008

Hasta luego


Mis manos temblorosas intentan sujetar un pedazo de papel en el que toda una vida se reduce en una palabra, en un sentimiento plasmado en esa pequeña hoja que los nervios ya habían arrugado. Nunca en mi vida me había visto en esa situación, el sudor frío recorría mi frente resbalando poco a poco hasta llegar a humedecer el cuello de mi camiseta, esta situación me estaba superando, tenía que decirselo, no podía engañarle, con esto no, no podía ocultarlo más.

Abrí la puerta y le ví allí, sonriendo como siempre, ya estaba nervioso, lo notaba por el ruido tan peculiar que había en la habitación, cuando estaba nervioso empezaba a aporrear un boli o lo que tuviese a mano, fuertemente contra la mesa, y por la velocidad que llevaba, le dejaba un poco más y éste saldría volando.

Me acerqué a él y le quite el boli de la mano, a lo que él me respondió con cara de pocos amigos:

  • Ey!!! Tom, que haces!!!! mi boli!!!!- dijo intentando quitarme el boli de entre mis manos.- Pero bueno, que haces todavía así, no ves que queda una hora para el concierto!!!! no deberías estar aporreando tu guitarra como haces siempre!!!- dicho esto soltó una gran carcajada y se me quedó mirando a la espera de que yo le soltase alguna frase típica mía, pero en esta ocasión no dije nada, simplemente esbocé una leve sonrisa.

  • Veras Bill, te acuerdas de Hanna.......


Solo con oir ese nombre.......... nisiquiera atendí a lo que mi hermano tenía que contarme, sentía como él a lo lejos me hablaba y me enseñaba un papel que escondía en sus manos, pero yo no escuchaba. Como no acordarme de Hanna, ella, ella..... ella lo era todo para mi. Su sonrisa por la mañana me alegraba el día y cuando todo me superaba con solo verla todo se olvidaba, con un abrazo suyo mi día realmente cambiaba.

Aún recuerdo la última vez que la ví, nunca olvidaré aquel día, nunca.

Hace un año más o menos ya de eso, pero siempre está presente en mi día a día. Un manto gris teñía el cielo de Alemania, como todos los días de invierno, el viento soplaba con fuerza agitando los arboles de un lado para otro y el frío cada vez más agudo penetraba en mi cuerpo con rápidez, haciendo que mis dientes empezasen a castañear. Había quedado con ella en el parque del barrio, siempre quedabamos ahí, era como nuestro rincón, nuestro pequeño lugar donde nos contabamos los problemas, los sueños, los sentimientos, nuestra vida al fin y al cabo.

Allí estaba ella, sentada en un viejo banco de madera esperando a que yo me dignase a ir, se notaba que llevaba un tiempo allí, sus labios se empezaban a teñir de un oscuro morado y su cuerpo intentaba encontrar un poco de calor acurrucandose entre sus piernas, agarrandose con sus manos fuertemente a ellas. Nada más llegar, se levantó de un brinco y me plantó un tímido beso en la mejilla. Cada paso que daba para llegar al lugar se me hacía más dificil, pero ahora que estaba allí, sentía que no podría hacerlo, que no conseguiría sacar el valor suficiente para decírselo.

Con un gesto la indiqué que nos sentáramos en el banco en el que momentos antes ella se encontraba, una vez allí, tragué saliba y empecé a hablar:

  • Yo.... verás Hanna.......... yo- no alcanzaba a decir una sola palabra, las manos me empezaron a temblar y las lágrimas empañaban mis ojos al saber lo que la iba a decir.

Respiré profundamente intentando calmarme, y despues de unos segundos, la miré fijamente a los ojos y lo dije, dije aquellas palabras que me dolían tanto pronunciar: - Hanna, yo.......... quiero dejarlo- en el momento en el que dije esas palabras bajé la mirada y sentí como algo se clavaba fuertemente en mi interior, no podía elevar la mirada, no podía ver su cara, no podía ver sus ojos empañados de lagrimas por mi.- Verás yo........ nos han ofrecido un contrato, que nos hará salir de Alemania, conquistar europa y quizás cumplir nuestro sueño. Mi vida es la música sabes..... y sin ella no podría vivir, y ahora que nos han dado esta oportunidad........... no quiero perderla. - mi voz cada vez era más temblorosa y en ese momento me atreví a mirarla y allí estaba ella, inmovil, con la mirada fija en el suelo, tal vez buscando respuestas a todo lo que le estaba diciendo, tal vez pensando que había ocurrido. No podía seguir allí, no podía seguir viendola así, estaba mal por mi, por culpa de mi egoismo de querer cumplir mi sueño, mi meta en esta vida, pero no podía dejarlo pasar, esta vez no, aunque eso significase que tenía que abandonar a una de las personas más importantes de mi vida.

Me levanté rápidamente del banco dispuesto a irme, cuando ella me frenó agarrandome del brazo:

  • Bill, yo.........

Pero antes de que pudiese seguir la interrumpí, posando mi dedo sobre sus labios, esos labios que antes calmaban mis lagrimas, que me hacían experimentar miles de sensaciones cada día, estos ahora fríos y morados, era la última vez que los sentiría, que sentiría su calor en mi.. En ese momento sus ojos estallaron en lágrimas resbalando poco a poco por sus finas mejillas.

Lentamente separé mi dedo de sus labios y respiré profundamente para intentar encontrar ese soplo de aire que deshiciese ese nudo que me impedía pronunciar aquella última palabra , aquella palabra que significaría el sacarla por siempre de mi vida: Adios.......

Dicho esto di media vuelta y salí corriendo de allí, dejándola sola tirada en el suelo, empapada en lágrimas, pero no podía mirar atrás, tenía que seguir corriendo.

El viento golpeaba con fuerza mi rostro secando mis lágrimas, antes de que estas pudieran salir de mis ojos........


Sentía como alguien me zarandeaba con fuerza de un lado para otro, sacandome de los recuerdos en los que estaba inmerso. Allí estaba Tom, frente a mi, intentando que prestara atención a lo que me estaba contando.

  • BILL!!!, BILL!!!, ESCUCHAME POR FAVOR !!!!!- dijo gritandome, en ese momento, al verle ahí con los ojos empañados de lágrimas, me dio miedo, no, terror. Agité levemente la cabeza hacia bajo y mi hermano me lo dijo, me dijo aquello que nunca habría imaginado, aquello que marcaría mi vida para siempre: - BILL, HA MUERTO ME OYES!!! HANNA HA MUERTO!!!!.


Que???? no.........no podía ser verdad, Tom, estaba bromeando, no..... no era verdad, no..., dentro de un mes volvía a Alemania, y la buscaría, quería pedirla perdón por haberla sacado de mi vida....... no, Hanna no- me repetía una y otra vez, me levanté del sillón y di un paso atrás, miré a mi hermano intentando encontrar la verdad, pero sus ojos solo me daban respuestas que no quería escuchar, respuestas que me decían que ya no la vería, comencé a andar hacia atrás arrasando con todo lo que se cruzaba en mi camino, papeles, vasos, revistas, todo caía al suelo. Comencé a andar más rápido hasta que choqué contra la pared, aquel muro me impedía salir corriendo como la última vez. Sentí como algo se clavaba fuertemente contra mi pecho impidiendome respirar y ahogando mis callados gritos transformados en balbuceos incomprensibles. Golpeé fuertemente mi puño contra la pared, intentando calmar el dolor y la impotencia que invadía mi cuerpo, haciendo que cayese al suelo y estallase en lágrimas. En ese momento noté como unos brazos me rodeaban y una voz entrecortada me susurraba al oído palabras de consuelo.


Si en este momento me dejasen ir al pasado y cambiar algo de mi vida, no duraría un segundo en volver a aquel parque, a aquella escena, aquella despedida, aquel instante en el que de mis labios salio esa fría palabra que me separó de su vida, cambiaría el Adios, por un dulce Hasta luego.


FIN


Chiyo-chan

miércoles, 20 de agosto de 2008

Silencio


Ya era de noche, y la luna reinaba en lo alto del cielo estrellado de Alemania, como otras veces, salí a pasear por las frías calles de Berlín.

No solía haber mucha gente a estas horas, pero siempre te sorprendías con algún méndigo pidiendo en la calle o alguna persona que volvía a su hogar después de una dura jornada de trabajo.

Hace ya tres años, que noche tras noche salgo a pasear, da igual el país o la ciudad en la que me encuentre, siempre encuentro un momento para salir a caminar. Aunque no lo creais es el único momento de tranquilidad que aguarda en mi vida, el simple echo de andar bajo la noche, con el silencio como único compañero interumpido por el chocar de mis zapatos contra el suelo, es tan relajante ..... es para mi como para otras personas una conversación intensa con su mejor amigo o un tranquilo paseo por una playa de aguas cristalinas. Hace unos meses que con todo lo que tenemos encima no me podía permitir ni 10 minutos para mi, solo 10 minutos en la más profunda soledad, pero hoy terminó la gira y me he escaqueado de la fiesta que habían montado en la habitación del hotel para celebrarlo.

Mucha gente se extrañara con esto debido a mi estrecha relación con mi hermano gemelo, pero desde hace un tiempo, lo único que hay entre los dos es un muro de piedra, que día a día crece un poco más, ya siendome imposible alcanzarlo con las yemas de los dedos.

Muchas veces, al verlo sentado en uno de los sillones del autobus o recostado en su cama, me recuerda esos momentos que se truncaron al poco de empezar nuestro éxito debido a mi estupidez y cabezonería, y por unos segundos tengo el impulso de ir hacía él y pedirle perdón, pero en ese momento me llegan sus palabras de desprecio que dijo aquel día, y doy media vuelta y vuelvo al sitio donde estaba.

Por ello a partir de ese momento, empecé a pasear, si, es raro, pero era la única forma de desahogarme, de que nadie se enterara de mi llanto, de que él no supiera que día tras día deseo abrazarle, contarle mis secretos, mis inquietudes y que todo vuelva a ser como antes.

Tal vez sea irónico pero en verdad es así, marcho de su lado, para pensar en él!!! para que no se de cuenta de que sufro al estar tan lejos de él. Él lo sabe, siempre lo ha sabido, siempre a sentido lo que guardo en mi interior y lo que pasa por mi cabeza, pero los dos nos pusimos una coraza para que esto no ocurriese, y poco a poco dejé de escucharle, dejé de saber lo que pensaba, hasta hace un par de meses cuando él enfermó gravemente, y en excasos segundos, todo lo que me había esforzado en esconderme de él, se desvaneció como la dulce melodía de un antiguo tocadiscos oxidado.

A partir de ahí no me separé ni un segundo de él, no nos dirigíamos la palabra, pero nuestras miradas se volvieron a encontrar, volvía a ver su dulce sonrisa y a sentir su corazón latir con fuerza dentro de mí.

Por ello hoy es tán especial, hoy será mi último paseo a solas, hoy cuando regrese volveré a encontrarme con él, y esta vez, después de tanto tiempo volveré a abrazarle, volveré a reir a su lado y a soñar despierto junto a su cama hasta las tantas de la noche.

Poco a poco sin darme cuenta, voy llegando al centro de Berlín, las luces de los faroles alumbran las anchas calles y los grandes edifcios me impiden ver el cielo estrellado, las pocas personas que pasaban por mi lado se han esfumado, asique en la más profunda soledad llego hasta Alexanderplatz, una gran plaza centrica de Berlín.

Un escalofrío recorre completamente mi pierna y hace que salga de mi ensimismamiento, el movil tiembla en mi bolsillo a la espera de ser descolgado, lo poso entre mis manos, y una leve sonrisa se dibuja en mi rostro al ver el nombre de él reflejado en la pantalla, me resulta raro, ya que no hace mucho tiempo que salí del hotel, o eso es lo que yo pensaba porque entre una cosa y otra ya llevaba una hora fuera de alli.

No dudé un segundo en descolgar el teléfono pero en el momento en el que lo hice , no me dió tiempo ni a reaccionar, sentí como algo se introducía con fuerza en mi estómago impidiendome pronunciar una sola palabra. Bajé la vista hacía donde provenía el profundo dolor, y ví como una ruda mano, manchada de sangre, sujetaba el mango del arma que se encontraba dentro de mí.

La voz de mi hermano gritando mi nombre al otro lado del teléfono hizo que quitara la vista de allí y la dirigiera al frente viendo a mi agresor riendose con cara de perturbado, mientras que con la otra mano que tenía libre me quitaba todo lo que tenía en los bolsillos.


Aún aferrado con fuerza al móvil empecé a tambalearme al sentir como con un gran tiron lo sacaban de dentro de mi. Apenas podía mover los labios, de mi boca solo salían babuceos incomprensibles, y poco a poco empecé a sentir como ésta se llenaba de sangre, mi vista se nublaba, y segundos después estaba tirado en el suelo.

Una de mi manos taponaba la hérida inutilmente ya que de esta cada vez salía más sangre, mi corazón disminuía su bombeo y mis pulmones inutilmente conseguían el aire que necesitaba.

A mi lado la luz del movil parpadeaba enseñandome su nombre reflejado en la pantalla y su voz aún salía de aquel aparato maldiendo por que no le contestara.

Poco a poco mi cuerpo fue rindiendose, mis párpados empezaron a entrecerrarse, una pequeña lágrima descendió por mi rostro chocando contra el suelo ya manchado de sangre, y mi cuerpo recogió un último aliento en una bocanada de aire.

Su grito de mi nombre en la noche acabó con mi agonía, y poco después el silencio volvió a adornar las frías calles de Berlín, aquellas que me habían arrebatado la vida.


FIN

chiyo-chan

martes, 19 de agosto de 2008

Mi última Carta



La rutina, alguien sabe que és??? alguien ha caido en sus redes traicioneras??? según la Real Academia Española, rutina es: “Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas.” Vamos, en resumidas cuentas, hacer lo mismo una y otra vez, día tras día. Al fin y al cabo, nuestra vida es así, nosotros hemos hecho que la rutina forme parte de ella, una vida sin emociones, sin cambios, donde no hay lugar para la locura y el desenfreno ............... un ABURRIMIENTO.

Es como esas típicas telenovelas, que solo te hace falta ver el primer capítulo, para saber el final!!! pues esa, es mi vida.

Hoy como otro día cualquiera, paseo por las calles cercanas a mi casa de vuelta del instituto, a pesar de ser las 5 de la tarde, no hay un solo alma. Debe ser esta ola de calor que anunciaron ayer en la tele, que a pesar de que yo no note nada y el termometro marque 15ºC, ha hecho que la gente no salga de sus casas.

Como todos los días al abrir la puerta de mi casa, me encuentro a mi hermano tirado en el sofa, inducido en un extraño trance, del que solo el olor a comida caliente le suele despertar. Es en estos momentos cuando me doy cuenta de que estamos dominados, si, nosotros, la especie humana, nosotros que podemos con todo, que somos los reyes del mundo.......... nos dejamos embobar por una pequeña caja de la que salen cientos de imagenes, con la que sin ella, la vida ya no sería igual.

Dónde quedaron esos momentos en el que todo era diferente?? en los que un libro te hacía soñar y llevarte a sitios sorprendentes??? los momentos en los que tu mayor deseo era salir a la calle y jugar hasta que el sol se iba y las estrellas adornaban la noche?? Quizás esto, ya no forme parte de nuestra rutina.

Sigo avanzando por el pasillo y descubro a mi padre, como siempre, encerrado en el baño fumando un cigarrillo. Se piensa que no se que ha vuelto a fumar, que ha vuelto a enfermar por culpa de ello!!! En este instante me gustaria salir de mi pelicula, retroceder en el tiempo, y quitar este momento, este momento que ya forma parte de su rutina.

Cualquier persona que presencie todo esto, me podrá decir, que es un día cualquiera, uno como otros tantos, que se sucederan igual que este, día tras día. Pero no, se equivocarían, todos se equivocarían, porque hoy no será un día más, hoy desafiaré a mi rutina, hoy, será especial.


Y el porqué de todo esto se esconde debajo de mi almohada, un pequeño cuaderno negro, cuyas tapas ya están viejas y desgastadas, si, éste, bueno en realidad esto, es lo que hará que mi día hoy sea diferente.

Me siento en la cama con el pequeño cuaderno entre mis manos, y comienzo a pasar una a una sus páginas, las cuales recogen cientos de sentimientos plasmados en forma de pequeñas cartas. Todas ellas dirigidas a todo tipo de personas, a mis padres, a mis amigos, incluso a personas que no puedo mencionar, por vergüenza a ser juzgada. No puedo evitar sonreir cuando llego al final del cuaderno, allí dos últimas páginas gritan por ser rellenadas. No dudé ni un segundo en saber a quién iría dirigida, a quién le escribiría mi última carta.

Cojí mi boli de la repisa de al lado, y solo hizo falta apoyarlo en el papel, para que mi mano por si sola empezase a redactarla. Pero esta vez quería que fuese diferente, que no fuese la típica carta que le mandan día tras día, quería que fuese, nuestra carta.


Querido Tom:


Estoy aquí, tumbada en mi cama, intentando escribirte una carta con la que consiga plasmar lo que habeis llevado a mi vida, y solo hace falta mirar a mi alrededor para descubrirlo.

Desde el día que os vi, todo cambio. Si, toda mi vida sufrió un giro de 180º. Que el que habeís cambiado?? vosotros sois lo mejor que me ha pasado en mi vida, gracias a vosotros he conocido a unas personas con las que sin ellas ahora mismo me costaría seguir adelante. Que vuestras canciones me han hecho ser más fuerte, confiar en mi, y poder afrontar esta vida que nos quiere ganar la batalla, que sin vosotros, simplemente, todo esto sería diferente.

Todas vuestras letras adornan mis paredes, si, una buena bronca resultó de ello, pero mereció la pena, el saber que día tras día al despertarme, os tendré a mi lado, en forma de pequeñas palabras vistiendo mis paredes.

A parte de eso, no es que haya hecho muchas locuras por vosotros, no he aprendido alemán, ni se tocar la guitarra, ni me fui a otro país para veros, lo único más loco que he podido hacer, fue el subirme a lo alto de la colina y declararle al mundo entero que te amaba.

Pero sé, que tu nunca serás mio, que nunca despertarás a mi lado, y que nunca besaré tus labios y me estremeceré con cada palabra que susurres a mi oído. Lo supe desde el día en que nuestras miradas coincidieron, en el que por unos segundos pude ver lo que se escondía tras ella, y me di cuenta que todo lo que necesitaba, ya tenía dueña.

Aún asi, todos los días te espero en mis sueños, y tu vienes a mí, y por un segundo tus besos son mios, y ese lugar tan especial no tiene dueño. Pero al momento un pitido ensordecedor te separa de mi lado, la realidad abré mis ojos y me doy cuenta de que es un sueño y otra vez, mis labios habían vuelto a besar mi almohada.

Y por todo ello quiero que esta carta sea especial, que siempre recuerdes y que tengas en tu memoria. Para ello te contaré un secreto, a través de un pequeño mensaje. Un pequeño juego de niños, que con mi mejor amigo, nos dejábamos en el alfeizar de la ventana.Un pequeño escrito en el que tu serás mi compañero, el último y único mensaje que tendrás, pero el más sincero y el que siempre voy a recordar.


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TE AMO



Amalia



Una lágrima desciende por mi fino rostro, emborronando mi nombre, haciendo que este sea prácticamente ininteligible. Cierro el pequeño libro y lo escondo debajo de mi almohada.

Me arropo lentamente con la manta y cierro mis ojos, para volver a encontrarme contigo, para que mis sueños te lleven a mi lado. Y antes de dejarme llevar por la noche y el cansancio, una sonrisa dibuja mi rostro, ya que vienen a mi cabeza las últimas palabras que escribí en mi carta, esas en las que te prometo que noche tras noche, siempre, te estaré esperando en mi ventana...........


pipipipi-pipipipi-pipipipi-pipipipi-..............


Otra vez el horroroso pitido es el encargado de darme los buenos días por la mañana. Apago el despertador y con un golpe seco separo la manta que envuelve a mis piernas desnudas. A continuación, poso mis pies en el frío suelo, haciendo que un escalofrío recorra todo mi cuerpo estremeciendolo por completo.

Lentamente y con torpeza me dirijo hacia el baño de mi habitación, sujetando con una mano mi cabeza, que al incorporarme tan rápido hacía que todo me diese vueltas.

Una vez allí, apoyo una mano en el viejo marmol del lavabo,mientras que con la otra recojo un poco de agua que al contacto con mi rostro consiga despertarme. Cuando elevo lentamente mi cara para enfrentarme a mi reflejo, hace que al instante se borre la sonrisa de mi rostro, al ver como el paso del tiempo ya hace justicia, y las 80 primaveras a modo de profundas arrugas adornan mi cara.

Y allí frente al espejo, me doy cuenta de que mi mente anciana ha vuelto a recordarme aquel día, aquellas horas que revivo noche tras noche entre mis sueños, en el que por unas horas todo fue diferente, el día en el que escribí aquella carta, esa última carta que nunca llegó a leer, pero que aún asi, siempre le espero en mi ventana.

Y así comienza el día, recordandome amargamente aquel momento tan especial y que tanto anhelo, aquel día, que mi memoria, ha hecho formar parte de mi rutina.


FIN